Margarita Guerra y Rafael Noya
Margarita Guerra y Rafael Noya.
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X @mmarguiguerra y @rafaelnoyag.

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En Magdalena, la "alianza de los irreconciliables" define la Gobernación

La radiografía de un "caos" electoral que tiene a Margarita Guerra (Fuerza Ciudadana) y Rafael Noya en la disputa por el poder.

Las elecciones atípicas a la Gobernación del Magdalena se han transformado en un "laboratorio crudo de realismo político", donde la lealtad ideológica ha quedado relegada y la supervivencia de las redes de poder es el único objetivo común. 

Este domingo, 23 de noviembre, la disputa entre Margarita Guerra Zúñiga (Fuerza Ciudadana) y Rafael Noya García (disidente del Caicedismo e inscrito por la coalición 'En el Magdalena cabemos todos') se define por alianzas complejas, el apoyo de estructuras tradicionales e, incluso, la presión de grupos armados ilegales.

La contienda, según el analista político Pedro David Tobías, será sumamente ajustada: "Quien gane, lo hará con una diferencia entre 15.000 y máximo 20.000 votos".

El dilema del Caicedismo: votos vs. maquinaria

Margarita Guerra, candidata de Fuerza Ciudadana.

Margarita Guerra, la candidata del 'Caicedismo', partía con una "leve ventaja" en los sondeos, que oscilaba "entre el 15 y 20%", según la analista Norma Vera Salazar. Sin embargo, su candidatura enfrenta un "dilema estructural".

Idea que comparte Tobías, quien explicó que "el Caicedismo tiene una gran fuerza en Santa Marta" (donde históricamente han ganado todas las elecciones), pero su "debilidad" está en la estructura: "Fuerza Ciudadana históricamente nunca ha financiado en gran magnitud esas grandes estructuras".

Aunque hoy reciben el apoyo de alcaldes y congresistas, si no se garantizan recursos el día de las elecciones, "no van a sacar a la gente a votar, se tuercen a último momento", aseguró el experto político. 

La "colcha de retazos" del Caicedismo también ha generado tensiones. La candidata ha recibido apoyos de figuras que fueron "feroces opositores" de Carlos Caicedo en el pasado, como Luis Alberto Tete Samper (exalcalde de Ciénaga) y la representante a la Cámara Kellyn González, cuyo esposo, Rodrigo Roncallo, también expolítico del Magdalena, fue señalado por paramilitarismo.

Vera Salazar resaltó que la discusión tiene "más que ver con las agendas de poder de cara al 2027" que con la ideología, en un enfrentamiento que es una "vuelta al pasado de ciclar viejas disputas".

El 'monstruo' de coalición de Rafael Noya

Rafael Noya con el sector educativo.

La candidatura de Rafael Noya, exmilitante de Fuerza Ciudadana y ahora abanderado del Pacto Histórico, ha avanzado significativamente gracias a una estrategia pragmática que fusionó la izquierda con estructuras tradicionales de derecha y centroderecha.

Noya, caicedista acérrimo hasta hace un par de meses, "entendió que para poder derrotar a Caicedo necesita tener poder" y se alió con el opositor alcalde de Santa Marta, Carlos Pinedo. Esta alianza le garantiza una estructura aceitada, con concejales y líderes que, por primera vez, se unen contra el Caicedismo.

Tobías afirmó que "es la primera vez que se unen todos en Santa Marta, más el alcalde de la ciudad. Es una fórmula que te garantiza a ti una votación de por lo menos 60.000, 70.000 votos".

El apoyo a Noya es una "guerra por el poder" de quienes dependen de la derrota del Caicedismo. Su coalición incluye al senador Carlos Mario Farelo (Cambio Radical), la representación del Partido de la U, e incluso el apoyo del Centro Democrático con el congresista Honorio Henríquez.

El papel enigmático del Gobierno Petro

Una de las claves de la ruptura de Noya con Caicedo es el distanciamiento entre el Presidente Gustavo Petro y el exgobernador.

El analista Tobías explicó que Caicedo es un político "casasola" con ambiciones presidenciales que creó una "rivalidad política" con Petro, situación que le "ha costado el apoyo".

Tobías sostiene que el Presidente "ha hecho mejor equipo con un alcalde de Cambio Radical (Carlos Pinedo) que con su propio homólogo de izquierda".

Esta "distancia natural" y la intervención de figuras cercanas al Gobierno Nacional crearon el "espacio de aire" para que Noya pudiera abandonar el movimiento de Caicedo y unirse al Pacto Histórico, "que lo ha arropado con la presencia de senadoras y senadores y hasta reuniones con el ministro del Interior, Armando Benedetti".

Los grupos armados y el voto de protesta

El panorama se agrava por dos factores externos que influyen en la contienda:

Gobernanza armada: La analista Norma Vera Salazar documentó 16 denuncias de presiones de grupos armados ilegales para que la ciudadanía vote por Rafael Noya. La razón, según la experta, se debe "a alianzas con la derecha extrema" y viejas peleas de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada con el Caicedismo. A ellos se suma la presencia del 'Clan del Golfo'.

Sin embargo, los Conquistadores de la Sierra aseguraron a través de su cuenta en X, que no participarán del debate electoral, por lo cual descartaron el apoyo a cualquier candidato.

Voto de castigo: La decepción con el "modelo tradicional" y con la nueva "colcha de retazos" del Caicedismo ha impulsado la figura de un outsider. El 'Mono' Martínez, un exconcejal, que ha emergido como una "forma de protestar" y podría ser la primera votación en Santa Marta, canalizando el voto que los que se sienten "decepcionados en la estructura de ambas campañas".

Más de un millón de magdalenenses están habilitados para votar

Recordemos que estas elecciones atípicas fueron convocadas por la Registraduría Nacional, luego de que el Consejo de Estado anulara la elección de Rafael Martínez por doble militancia.

Según información oficial de la Registraduría, 1.094.215 ciudadanos podrán ejercer su derecho al voto: 548.402 mujeres y 545.813 hombres. Se instalará 389 puestos de votación en las zonas urbanas y rurales de los 30 municipios del departamento, que estarán compuestos por 2.924 mesas de votación.

Ante un panorama sin banderas ideológicas claras y con la amenaza del "voto de castigo", se definirá no solo el nombre del nuevo gobernador, sino la permanencia de las redes de élite que han dominado el departamento del Magdalena durante décadas. El resultado, sea cual sea, ¿marcará un punto de inflexión en la política regional y el fin de la hegemonía indiscutida que el Caicedismo mantuvo durante el último ciclo?.

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